SITUATION IN LIVE

lunes, 30 de diciembre de 2013

De Fairbanks a Delta Junction

En Fairbanks, menos mal que conocía a Jason de la primera vez que llegué a la ciudad y cuando Chilitrini tenía solo un día conmigo. "Ya no es roja" me decía al verla después de 63.000km. Llegué a Fairbanks como la primera vez, sin batería y con las palmas de las manos quemadas de usar a tope la calefacción de los puños.

Gracias a Jason y Varpu, he podido estar unos día hasta que hemos recuperado la moto, lo cual no ha sido fácil. Había que subirla a la Pick Up y entre los dos, era prácticamente imposible. Las temperaturas llegaron a los -40Cº y ahí, todo cambia. No ves bien, se crea esa bruma gemela a la de una hoguera o el asfalto en un tórrido verano. Tres días estuvo la moto a la intemperie sin que pudiese hacer nada.

Pasadas la navidades, vinieron unos amigos y conseguimos subirla. La llevamos a casa de su padre y mientras cargábamos la batería, los demás elementos adquirían una temperatura normal.

Cuando pasó su estado rígido y duro, visualmente dejó de dar pena.

 

Conseguimos arrancarla, parecía que la batería estaba bien. El problema del traje con calefacción es que nuestro amigo el Mecanico de la Kawasaki de Anchorage, no había colocado el fusible correcto. Cambié la lampara trasera, pero seguía sin funcionar en "posición" pero sí al accionar el freno. Antes de poner la tapa, le metí una lampara led para por lo menos poder partir.

El casco me quita mucha visión y es costoso mirar a los lados con tanta ropa. Estábamos a -25Cº y entre una cosa y otra salí sobre las dos de la tarde. Tardísimo teniendo en cuenta que a las cuatro de la tarde ya no hay luz aquí. De nuevo adaptación. Ahora con una maleta para el el tanque, que siendo de imán es una jodienda, ya que iba pegada a ella y casi que se caía.

Mi intención era llegar a Tok, pero me fue imposible. Paré en Delta Junction porque el freno trasero dejó de funcionar. Dejé la moto encendida un rato. Al pararla, intenté de nuevo encenderla pero fue en vano. Creo que el problema está en los puños. Consumen mucha batería pero aquella noche, o era la batería o mis dedos y elegí los segundos. Esto es adaptación y aprendizaje continuo. El equilibrio entre las cosas. Finalmente unos chicos me empujaron y pude llegar a un Hotel. Kelly´s Alaskan Country Inn se llama. Me pidieron 105 USD, le dije que era imposible para mi y me lo bajaron a 85 USD, que tambien es mucho para mí, pero no me quedaba otra opción en el estado que me encontraba yo y la moto.

De nuevo no volvió a arrancar la moto. La tapé y desmonté todas las cosas. Psico y lógicamente, estaba destrozado. Abatido. Una y otra vez con problemas mecánicos después de haberme gastado un dineral en la mierda de taller de Anchorage. El viento apretaba mientras me planteaba abandonar de una vez esta odisea, mientras podía contarlo. Tristeza. Me senté en la cama apoyé mi cara en mis manos y pensé durante un rato. Tenía calor después de tanto frío. "¿Merece la pena?" Me pregunté. Pensé y pensé que es lo que podía hacer, pero nada me satisfacía. Podía volver a Fairbanks o Anchorage, intentar vender la moto y marcharme en un vuelo que tengo desde Anchorage para el día 15 de Enero... o sin venderla... regalándola.

 

A la mañana siguiente y después de haber dormido muy mal. Me levanté y me tiré de una cuesta que hay frente al hotel, pero la rueda patinaba con el hielo. Fui empujando a una gasolinera cercaba, pero entre que el viento estaba fuerte y yo desanimado, decidí empujar la moto de nuevo al hotel sin pedir ayuda a nadie. No merecía la pena. Era estúpido alargar esto. Justo entrando en la puerta de mi habitación, un señor de mantenimiento del hotel me dice que hace mucho frío, que la meta en su garage y allí el tiene un cargador. No me lo creía. No dijo otra cosa. La sonrisa se me dibujó en la cara y empuje la moto con más fuerza e ilusión que nunca.

Entramos en su cálido garage, conectamos la batería y la dejamos cargando. Yo decidí coger una noche más aunque haciendo cuentas sabía que tendría problemas en un futuro, pero algo me decía que me quedara allí una noche más.

Mientras cargaba, justo frente al hotel, vi que había una tienda de "auto parts" y me dije... "Voy a ver que hay por allí" Dando un paseo por la tienda vi un cargador / mantenedor de batería para motos. Pregunté el precio y eran unos 30€ " Prefiero gastar 30€ en esto que 60€ cada vez que me quede tirado y quieras o no, siempre puedo ponerla a cargar en una gasolinera" Me hice con el. Busqué un material para proteger la batería, pero no tenían. Lo que está claro es que la moto en un sitio cubierto, directamente arranca.

 

Mañana ya es día 31 de Enero. Dejó atrás un año maravilloso donde terminamos Ojos Verdes y yo un Viaje desde Ushuaia a Alaska, que ojalá hubiese sido con más tiempo y con más dinero para que no hubiésemos sufrido tanto y hubiésemos disfrutado más. Para mi 2013 es también el año en el que he iniciado este loco viaje y que espero que termine en New York, no se cuando, pero que sea allí y con Chilitrini. A 2014 solo le pido salud. ¡¡FELIZ AÑO A TOD@S!!

P.D: O.V ó M.J Feliz Cumpleaños

 

 

martes, 24 de diciembre de 2013

Los colmillos de Alaska

Llegó el momento. Martin y yo fuimos a por la moto al desastroso y caro taller Kawasaki de Anchorage. Después de mi razonable enfado, Ken o Kenny, me pidió una foto con él. No tengo estudios universitarios pero creo que sí educación. Accedí.

El plan era el siguiente: Martins me acompañaría hasta la salida de la ciudad y así comprobaríamos como era mi manejo de la moto sobre hielo y nieve, la eficacia de las ruedas y el resto de los componentes. Estaba nervioso, respetuoso. Me monté en la moto y lo primero que noté fue la incomodidad de unas duras botas que impedían el tacto con el cambio. Las bolsas que aíslan del viento en los puños de Chilitrini, lo habían colocado de manera que no podía acceder con facilidad, con mis pulgares a los intermitentes, al interruptor de los nuevos faros ni tampoco podía accionar la palanca para poner la moto en posición de arranque ni al botón que la acciona. Un desastre pero no tenía ganas de mirar atrás ni de volver a hablar con ese mecánico, que pienso que no es mala persona, pero si un horrendo profesional. Abrí un poco de gas y solté poco a poco el embrague. La moto comenzó a rodar lentamente a la vez que notaba como esta bailaba levemente. Sólo podía oír mi respiración dentro de la mascara del casco. ¡Puedes hacerlo! Me dije una y otra vez. Entramos en la carretera y la nieve se agolpaba a los laterales de la vía, creando en los cruces medianas de sucia nieve. La moto en aquellos cambios de carril se desliza con facilidad. ¡No tengas miedo! Sonaba en el interior del casco. La gente miraba incrédula a lo que confirmaban sus ojos y al ver que sacaban sus teléfonos para hacer foto, fui consciente de que lo que iba a intentar no era normal y sí algo excepcional para los habitantes de Anchorage.

Entramos en la autovía y esta se mostraba limpia y negra a diferencia de la carretera de la ciudad. Sonreí. Me emocioné. Sentí que aunque aún quedaba muchísimo por delante, aquello era factible a medida que subía la velocidad de la moto y el control de ella era maravilloso. Tengo que reconocer que lloré como un niño debido a la emoción de hacer lo más difícil... empezar. Hicimos varios kilometros en los que me atreví a poner la moto a unos 100 km/h, que no sería la velocidad de crucero, pero había que probarlo todo. Me percaté de una cosa, habían pasado ya varios kilómetros y el traje no se había calentado como me había explicado que lo haría. La temperatura no era muy extrema, unos 8 Cº y con un traje de trabajadores, que aunque esté caducado, se supone que soporta los -50 Cº lo podía soportar.

Martin, cerca de Eagle River busco el cartel que ponía "Exit" y le hizo caso. Yo fui detrás. Había unos 10 cm de nieve y aquél sería mi peor enemigo en el viaje, superando al hielo. Tuve que ir muy despacio para no ir al suelo. Bajamos de nuestros vehículos y le comenté mis primeras impresiones... una de ellas, el traje no estaba funcionando, por lo demás genial. Le expliqué mi idea de intentar llegar a Fairbanks (580km) ese mismo día, aunque había anunciado una tormenta de nieve y en aproximadamente un par de horas ya se hacía de noche. Las temperaturas que miré en Fairbanks no llegarían a -20 Cº

 

Nos despedimos con un abrazo y me dio una bolsa con galletas acompañadas de dos botellas de agua. Y ahora... Sólo tenía que sentirme libre.

Todo estaba blanco y la carretera en perfectas condiciones. Desde los otros vehiculos seguían tirando fotos y la confianza de un manejo cómodo me permitía en ocasiones hacer una "V" con mis dedos para que tuviesen una buena foto.

Feliz y contento llegué a Wasilla, donde paré a llenar el tanque y ponerle pilas al localizador satelital. Definitivamente el traje no calentaba y el cargador de mechero que me habían instalado escupía el GPS que uso solo para orientarme. Para rematar la faena, el cuenta kilómetros que me habían arreglado, supuestamente nueva la pieza que va a la rueda, se volvió loco quedándose al máximo y posteriormente partiendo la aguja del artilugio. Pensé en volverme y volver al taller después de unos 120 kilómetros... pero no tenía ganas de volver a verle la cara al mecánico del taller.

Continué. Ya era de noche y comenzó a nevar. La carretera negra se convirtió en un infinito paso de cebra por el paso de los vehículos. Yo por lo negro. El casco comenzó a empañarse por la parte izquierda y se congeló viéndome obligado a conducir con la cabeza girada y utilizando principalmente mi ojo derecho. En medio de la nada, una tienda de motos de nieve a la izquierda y decidí parar. Clientes y propietario no daban crédito. Nos hicimos fotos, compre una toallita anti humedad y continué dirección norte. Mas nieve, demasiada nieve y menos tránsito. Ya no había un paso de peatones infinito y de vez en cuando, cuando pasaba un coche de cara, alumbraba una capa de nieve de unos 5 cm, lo justo para mandar mis huesos sin protección, ya que no tengo, al duro asfalto.

 

No sé si lo peor era el suelo o lo que me mareaba todos esos copos de nieves atacando mi casco. El efecto en la oscuridad era el mismo que en las películas de naves espaciales, cuando la ponen a toda potencia y las estrellas se hacen lineas. Así kilómetros tras kilómetros, vigilando el asfalto y sin saber a que velocidad iba. De pronto una gasolinera. Talkeetna se llamaba el pueblo. Reduje la velocidad para acceder a ella, pero no lo suficiente. Perdí el control de la moto, una Pick Up me enfilaba mientras la parte trasera de mi moto parecía querer adelantarme. Ya estaba en el suelo, con todo el peso sobre mi hombro derecho. No iba muy rápido pero me deslicé varios metros con gran facilidad, con la suerte de no dar con la camioneta. El tipo bajó la ventanilla y mientras me incorporaba me preguntó ¿Que estás haciendo "man"? a lo que respondí sonriendo... -Aparcando con estilo. Lo curioso es que se rió y continuó su camino si ayudarme a levantar la moto. Otro coche que venía, se detuvo y me ayudó. No podía con ella... quizás por el frío, o el cansancio. Me monté en ella y llegué al surtidor. Miré los desperfectos tras la caída y eran varios. El cargador del mechero roto, el soporte del GPS también y el puño derecho roto. La chica de la gasolinera me aconsejó que parara en el siguiente pueblo que se llamaba Trapper Creek, y que durmiese allí en algún hostal, pero no tenía dinero para lujos y para llegar a Fairbanks quedaban unos 340 km, se que eran muchos, pero más era la ilusión.

 

El Frío me abrazó como lo hace una persona a la que no deseas. La temperatura bajó demasiado y la nieve se hacía más y más intensa acompañada por un viento racheado. No tengo pantalla quita viento porque se rompió y no pude comprar otra por culpa de dinero. Tenía que ponerme de pie en la moto para poder controlarla. Ni idea la velocidad, quizás a unos 70 km/h. Los dolores de la caída empezaron a aparecer y ni mi cuello, ni mi hombro incluyendo el tobillo, no iban nada bien. Era consciente que los siguientes 200 km serían de bosque, sin gasolineras ni pueblos y si pasaba algo, podría ser la sentencia.

Vi un coche a la derecha y decidí parar para ver si todo iba bien. Solo estaban descansando. No paré la moto y la imagen era desoladora. Mi moto se iba cubriendo de nieve a la velocidad del rayo y cuando intenté quitarme la parte frontal de casco, me percaté que mi perilla estaba congelada y pegada a el, creando un dolor desagradable y desgarrador. Los chicos estaban bien y directamente continuaron. El viento soplaba con fuerza, saqué mi cámara y comencé a grabar la situación. Sinceramente no tenía miedo pero aquella sensación de soledad en semejante escenario me hizo recapacitar y tomarme aquello con seriedad. Me monté en la moto y seguí conduciendo. De nuevo lloré. De dolor. Quizás de pasión e ilusión. ¡Fernando, Puedes! Grité. Le grité. Le grité a la naturaleza y a mis fantasmas. Estaba avanzando porque decidí empezarlo. Estaba ahí en medio de la nada, en una carretera en la que solo podía ver la nieve atacarme pero yo quería ser más fuerte que ella. Me habían dicho que era imposible hacer unos 600 km en estas condiciones y me negaba a oír un "te lo dije" o un "Lo sabía". No soy más que nadie, solo intento que los demás sepan que si lo intentas puedes con ello.

 

Llegué, después de 200 km, a la gasolinera donde se encuentra el cruce de la autovía Denali. Paré la moto y bajarme de la moto fue una odisea. No me sentía los pies y el dolor de mi cuerpo era intenso. Entré en la gasolinera, cogí comida y me quité las botas. El dolor de los dedos era insoportable. Pagué la gasolina y me coloqué todo. Cuando le di al encendido... la moto no arrancaba. No me lo podía creer. No tenía batería. Me había gastado una fortuna en una batería y un alternador para que esto no ocurriera. Me cuadró en una gasolinera como podría haberme cuadrado en medio de la nada. Los chicos de la gasolinera salieron y me ayudaron a empujar la moto y esta arrancó. No la volví a parar. Hice los otros kms que quedaban sin parar la moto aunque si paré en un bar a donde me dieron café caliente, unos plantillas para las botas que se calientan solas y agua.

El clima se volvió aún mas frío entre las montañas. Pero no paré hasta llegar a Ester, donde vive Jason, mi amigo.

Fueron 16 horas en total donde Alaska me enseño sus colmillos blancos. Llegué muy cansado, pero llegué. Ahora toca arreglar la moto y decidir a donde iré finalmente, si dirección a New York o Prudhoe Bay, aunque esta última opción y como están las cosas... sería una locura.

 

 

viernes, 20 de diciembre de 2013

Casi listos para iniciar esta aventura

Estaba cansado. Muy cansado y no hay cosa peor que estar cansado de uno mismo. Pero ya me he dado cuenta que soy un adulto por varias señales que lo confirman. 1º El chorro de canas que me están saliendo a la velocidad del rayo. 2º He llegado al Backpacker y elegí la parte inferior de la litera y la 3º y quizás más importante... fui a cagar, se me olvidó la llave dentro del baño y al volver olía como huele tu padre... ahí es cuando te das cuenta que ya eres un adulto.

Aquí empezó todo hace un año y 3 meses

Y sí, me fui a un albergue de esto que supuestamente está lleno de turistas, alquilas una cama en un cuarto comunitario e intercambias opiniones de tus viajes, pero en este caso, lo que en verano es una zona de ocio y encuentros, en invierno es lo más parecido a un loquero. La mayoría son trabajadores y otros son bastante raritos. Me atrevería a decir, que son personas si hogar, a los cuales el gobierno les paga una temporada la estancia. Gente muy oscura. Por ejemplo, el primer día un chico que hablaba español, me dijo que si sabía el secreto. Le pregunté extrañado. "El secreto es que todo lo que ves frente a ti, está muerto y la vida se encuentra en lo laterales" Directamente, cara de culo, cejas al cielo y un "Ojú picha como está el patio" para mis adentros. Luego me lo encontré en su supermercado dando vueltas en círculo sin parar, con las manos en los bolsillos y capucha puesta... una y otra vez.

THANK SO MUCH MR MARTIN!!

En casa de Martin me han tratado como a uno de la familia. Me han dado cama, desayuno, comida y cena. Ha guardado mi moto durante todo este tiempo a cambio de nada. Me ayudó y me ha ayudado e incluso me sigue ayudando en todo lo que puede. No lo he visto levantar la voz ni en su casa ni fuera de ella. Es la tranquilidad e inteligencia personificada. Sinceramente sin él, y viendo lo que ha tardado la moto en arreglarse, uno 23 días, hubiese sido imposible darle forma a este viaje. Por último y como os comentaba en la anterior entrada, yo no me sentía bien apartado del centro y los días me estaban comiendo a la vez que el pasado entraba por la puerta en las horas de soledad. Es por ello que le pedí que me dejara en el Backpacker y así poder adelantar cosas que necesitaba de la ciudad. Ya sabéis que no hay mucho dinero para este viaje y me hubiese gustado ir a una tienda y comprarles un regalo, pero tenía conmigo algo más preciado y que para mi tiene un valor incalculable y os hablo de mi casco con el que di la vuelta al mundo. Se lo he regalado. De corazón y sin cervezas por medio ni arrepentimientos a la siguiente mañana. Es un hombre cuidadoso y seguro que ese casco y toda su historia estarán donde se merece.

 

El tema del taller es un mear y no echar gota. Me han desangrado. Si queréis una comparación sexual podéis imaginarme a 4 patas y recibiendo la estocada del mismísimo King Kong. Kawasaki Anchorage me ha reventado el viaje. En tiempo y en dinero, que aún es peor. El precio de las ruedas con los clavos era de 630 USD (Dólares) ya colocadas y todo. Bueno, pues después de unos 20 días, me dice que al final no puede ser. Que el chico que las iba a mandar, no las manda y que la solución es que mandarán los clavos y me los coloque yo con mis santos cojones y un tenedor como herramienta. De pura casualidad, entré en una tienda y pregunté que si ellos realizaban ese trabajo, el de colocar los clavos en las ruedas de la moto. El hombre me lo confirme. ¿Precio? 80 (Dólares) Le tuve que preguntar de nuevo si era correcto lo que me decía. Si, si... las dos ruedas incluyendo los clavos. Directamente llamo al taller de Kawasaki Anchorage, el me dice que sí, que vale, que me descuenta 220 USD del precio de las ruedas que yo como un gilipollas ya había pagado para poder hacer cuentas. (Error por confiado) Cuando paso al otro día a por las ruedas para llevarlas al nuevo taller me dice nuestro súper mecánico, que me devuelve solo 70 USD. ¿Por? La respuesta es que el ya había colocado las ruedas y que las había tenido que quitar para dejármelas para que yo me las llevara. Negro. Me puse negro, me coloqué el estúpido gorro y salí a que el clima alaskeño me refrescara. Me había cobrado 150 Dólares por quitar y poner dos putas ruedas, 1 hora y Media como hora de trabajo, por un trabajo inútil. Lo sé... no hice nada. En USA en estos casos en mejor no hacer nada si quieres volver algún día o simplemente quieres continuar tu viaje. Lo miré y mientras mis cojones ardían y mi cara sonreía indignada... le dije que me sentía robado. Le dije que educadamente que llevaba 22 días esperando esas ruedas, que finalmente me las hacían por mucho menos dinero y él, se iba a quedar con parte de los beneficios de mi búsqueda. No valió de nada, pero creo que jamás lo olvidará.

Al otro día me fui a por el casco para dejarlo todo listo. Iba a ir a una tienda y finalmente terminé en otra. Compré este casco y mientras curioseaba por la tienda pude ver que vendían clavos para las ruedas por tan solo 25 Dólares el paquete y con tres paquetes sobraba. En Kawasaki Anchorage... 220 USD. Seguro que serán diferentes, puede que sí, pero yo necesitaba lo más económico para un viaje de tirado. El resultado final 2300 Dólares. 600 USD en materiales y 1600 Dólares en Mano de obra! Si la mano de obra está en 90 Dólares... Cuantas horas han tardado en Cambiar una batería, un alternador, una maneta, los líquidos, la pieza del cuenta Kilómetros y las ruedas mas veces de lo necesario. Yo no deseo mal a nadie... simplemente que le rebote lo que han hecho. ¿He terminado? No, para colmo de males, justo ahora vengo de probar la moto y mi sorpresa es que los puños calefactables no funcionan. ¿Los ha probado? No, no los probé, pues no, no funcionan y no podré marcha mañana o si lo hago será metiendo unos saquitos en los guantes. Flipa... metes un alternador y una batería mas grandes en la moto para que todo lo eléctrico funcione correctamente y terminas con saquitos en los guantes. No, no vayáis en la puta vida a ese taller. Lo más gracioso es que pusieron una pegatina de publicidad en la cacha de la moto.

 

He conseguido sacar un seguro a la moto y para mí por unos 70€ al mes, para este tiempo de viaje. Lo he conseguido de nuevo, gracias a Martin que me ha ayudado ya que en el primer sitio que pregunté me dijeron que nadie me haría un seguro en esta época del año y menos aún para una moto. El seguro lo he sacado donde lo hice la primera vez y tenían todos mis datos registrados, así que ha sido facilísimo. ¿Por qué digo esto? Porque se me olvidó el carnet internacional en España y ellos tenían una fotocopia del mismo, por lo tanto no me lo han pedido y yo les he pedido una copia. Ahora al menos tengo una copia del carnet.

 

Mañana Sábado 21 de Diciembre, si el clima lo permite, quizás me decida a salir, aunque me gustaría dejar arreglado lo de los puños. Si llueve prefiero dejarlo para más tarde. El agua cae, sí, he dicho agua, congelando todo lo que toca como si de caramelo derretido se tratara y eso en una moto es una mala idea. Congelaría el casco, entradas de aires y hasta la sien. Ya veré que es lo que podemos hacer. Si salgo, arriba de esta entrada, en la foto donde salgo con la vespa, si hacéis clik ahí podréis ver mi situación en el mapa en directo. Un Fuerte abrazo y desearme suerte.

¿Sensaciones?

Pues he probado la moto y en la ciudad, donde la nieve es trillada una y otra vez, es como si estuviese andando por barro, me dicen que por la carretera será mejor. Ya os contaré

 

¿COMO SE ME VAN A PONER LAS MANOS?

ESTO ES LO QUE SE ME PASÓ POR LA CABEZA

CON EL TEMA TALLER. (YA MATO YA)

 

sábado, 14 de diciembre de 2013

El viajero sin viaje

De vuelta a Anchorage




Aquí vivo con Martin y su maravillosa familia. La casa está a las afuera de la ciudad y eso hace que pase demasiado tiempo pensando. Dispongo de una casita para mi solo donde duermo cada noche junto a una sencilla chimenea que funciona a gas. Una casita donde el silencio por las noches es ensordecedor y donde lleno mi cama de hijos, familia y ella. A la que le escribo todas las noches un poema que quizán nunca le entregue. La casa está a las afueras de la ciudad y ello hace imposible mi total independencia sintiendo que ya empiezo a molestar y no por que ellos me lo hagan sentir así, es porque cada vez que necesito ir al centro Martin con toda su buena voluntad se presta a ello, pero hay cosas de las que no se pueden abusar.
Ayudo en lo que puedo a esta familia; quito la nieve de los porches principalmente. No hay otra cosa que yo puedo hacer, tan solo pensar y pensar. Llegando a veces a un estado de autodestrucción bastante peligroso. Mirando demasiadas veces atrás castigándome por unos errores que quizás no lleven mi sello. Veo novato la hipnótica nieve caer mientras las risas de una familia perfecta aúllan desde el interior. ¿Tendré algún dia una familia así en la que mi papel sea el padre? ¿Que habrá sido de Sofía? ¿Realmente quiero estar como estoy? ¿me siento completo?... y decenas de preguntas más que automáticamente son respondidas; Jamás, en tu cabeza, depende de ti, tu sabrás...
Quiero viajar y ahora mismo no lo estoy haciendo. Todo son interrogantes, inconvenientes, adaptaciones pero siempre en el mismo sitio. Eso no es viajar. Mato el tiempo leyendo un libro que no entiendo. Conectado a internet demasiado tiempo sin hacer nada productivo.
La moto puede que se retrase aún más de lo esperado... sí, aún más, pudiéndose retrasar la salida hasta el veintitantos de este nevoso mes de diciembre. El alternador se hace de rogar y el transporte por lo visto aquí no es fácil.
El tema de la casa y del trabajo en Fairbanks queda descartado, no con ello que vuelva allí para pasar unos días con Jasón y continuar mi ruta de nuevo al sur, dirección Canadá. Creo y digo creo porque voy improvisando sobre la marcha, que cruzaré el país canadiense en diagonal. Es más caro el país, pero llevo la tienda de campaña para usarla y ahorrarme los hoteles, es una ruta nueva para mi y aunque sea la más corta tambien es la más fría y peligrosa.

Así se siente un viajero que no puede viajar. Un viajero estancado en un lugar maravilloso con unas maletas llenas de ropa, alguna que otra herramienta y demasiada nostalgia.
medio en pelotas ante la realidad
¡¡Podemos hacerlo!!

domingo, 8 de diciembre de 2013

Cosas que pasan

La vida, mi cabeza y mis viajes dan tantas vueltas como el planeta en el que vivimos y eso hace que todo sea posible. Ha sido una semana maravillosa. Una semana de reencuentros y vivencias aunque también lo ha sido de malas noticias refiriéndome a la moto y a su cara puesta a punto.

Marchamos de Anchorage a Fairbanks, Martins y yo. El necesitaba arreglar unas cosas en una casa que tiene allí y yo, sabiendo que la moto aún no estaría lista, decidí acompañarlo y así poder ver a Jason y Varpu. El frío se hacía notar más y más cada kilómetros que ascendíamos al norte de Alaska, llegando a 25 Cº bajo cero.

 

Me encanta Fairbanks. Me recuerda al invierno del palmar, con ese buen rollo aunque con más ropa de abrigo. Con esa energía especial de seudo aislamiento a las adversidades del mundo. Ambas me encantan.

Le dije a Martin que si necesitaba ayuda con la casa, estaba a su disposición. Y la necesitaba. Tenía que pintar los muebles de la cocina y sinceramente los colores elegidos me parecieron un disparate, así que me atreví a diseñarle un boceto para el proyecto. Le gustó y lo llevamos a cabo. Al terminar, a Martin le gusto mucho como había quedado y se mostró agradecido enormemente por el trabajo realizado, al igual que yo por toda su ayuda mostrada desde la primera panamericana. Era lo minimo que podía hacer.

El tiempo en Fairbanks lo paso con Jason y Varpu, un joven matrimonio compuesto por sangres finlandesas y californiana. Duermo en su maravillosa casita sacada de un cuento y vamos al bar en trineo, lo cual es muy divertido.

Jason esta en la universidad para ser profesor de español. Vivió en Málaga durante un tiempo trabajando de pastor en Jubrique, de donde tiene maravillosos recuerdos. Continuamente me dice que tiene que volver para saludar a su familia de allí. Jason, da clases en un colegio, forma parte de su preparación de profesor de español. Me dijo que si quería hablarle a los chicos de mi experiencia en mis viajes, contándoles porque es importante saber español a mi entender, y explicando anécdotas de mis viajes. Si hacia aquello, sería bueno para el, para los chicos y personalmente para mi, Asi que accedí.

Fue maravilloso ver las caras de ilusión de esos chicos y chicas. Preguntando, alucinando y con un entusiasmo feroz. Yo jamás pensé que en la otra parte del mundo entenderían mi humor y valorarán tantísimo lo que hago y lo que quiero hacer. Fueron tres clases llenas de ilusión y alegría. Tengo que reconocer que me emocione muchísimo al volver a la casa después de esta maravillosa experiencia. Me acorde de mi padre y de su devoción como maestro. De qué mis hermanas sigan sus pasos. Ojalá hubiesen estado allí para ver a todos esos chicos y chicas con la boca abierta, prestando atencion cada minuto, con mil preguntas y alucinando. Yo en medio de esa clase, con todos esos ojos clavados en mi y como testigo una bandera de Alaska. Os aseguro que ha sido una de las cosas más grande que he sentido en la vida.

Recibí una llamada del taller. La moto no estará lista, si le pongo el alternador, hasta el próximo 17 de este frío mes de Diciembre. Jason se queda sólo el lunes 9. Hablé con él. ¿Cuanto puede costar alquilar una casa aquí durante un mes? La respuesta fue sorprendente... Hay gente que te deja su casa para que se la cuides ya que son usada sólo en verano. Le comenté esta opción a Martin y el mismo me ofreció su casa. "Puedes quedarte en la casa en la que has dejado una bonita cocina" Oportunidades que llamamos trenes que sólo pasan una vez. Teniendo en cuenta que el arreglo final de la moto será de unos 1600€, que tardará en estar lista y que hay trenes que sólo pasan una vez, decidí quedarme en Fairbanks hasta finales de Enero.

Uno de los primeros problemas, es que en Febrero hará mucho más frío que ahora y el viaje será mucho más duro de lo que ya es. Pero me vendrá bien a nivel logístico y personal... Aunque todo está en el aire aún.

Y aquí estoy, en una cabaña de ensueño de los años 60 mientras espero a hablar con Martin para cerrar lo de su casa. Mucho mejor aclimatado ya y es que la humedad de Cádiz es mucho más cabrona que el frío de Alaska.

Os seguiré contando.

P.D en Alaska tambien hay esto.

http://www.surf30.net/2013/12/de-surfari-alaska.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook